Detectar un nomofóbico no es difícil, su conducta es muy perceptible: si la persona no se despega del aparato en todo el día, por ejemplo lo lleva consigo hasta cuando cambia de habitación o de oficina por un breve tiempo; lo tiene siempre cerca aunque no lo esté utilizando, se enoja si no puede revisar sus mensajes o si no hay conexión, la interacción social se sustituye por la tecnológica, entre otros. Definitivamente existe un problema cuando usted llega a pensar que esta persona le responderá más rápido si le envía un mensaje de texto que si le dirige la palabra.
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